sábado, 13 de marzo de 2010

Agua fuego, agua hielo, agua alma

Llueve en la madrugada de un día llamado ozram, vuelos de aguados cantos chocan contra la ventana de madera, el cuerpo encorvado y febril exige un poco de aire fresco. Las noches de lluvia en la selva pueden ser frías pero esta había sido un fuego. Me soñé viendo a través de la ventana de un avión: Una ciudad roja y florida con su pequeño estadio ovalado; dos plegarias glaciares elevándose hacia el cielo: majestuosas, serenas; los cantos lejanos; el Atrato majestuoso y lento, más que un río una laguna en movimiento, ruta silenciosa de sueños, golpes y tristeza. Me soñé cayendo en sus aguas chocolate, confundiéndome en sus danzas, en su fluir; me soñé siendo agua. Me desperté un poco después de la media noche, la inconmensurable orquesta atmosférica me sobresaltó en su tronar majestuoso, no pude volver a conciliar el sueño, la mirada clavada en la ventana, en el pequeño resquicio por el que se filtra la tenue luz de la madrugada.


Al deshacerme por fin de las imágenes acuosas del sueño reciente, caí en la clara percepción del cuerpo ardiendo; salí de mi bolsa de dormir, bajé de la hamaca y me dirigí con anhelo impulsivo hacía el balcón que había mantenido sus puertas abiertas durante toda la noche. Allá abajo la selva infinita, los incontables verdes, coposos y opacos, no brillantes como en el sur, no como allá regulares y definidos. El ambiente húmedo y gris, el aire pulcro de la selva interminable y en medio de ella el agua corriendo en presuroso vuelo, en descenso impetuoso al suelo que le espera.

La fuerza de la luz diurna hizo entrar en actividad mucho de lo que hasta hace poco dormía, la melodía casi perfecta de los cantos de la selva emergía cada vez con más fuerza desde el humilde suelo en cobija de gruesa hojarasca, ahí ranas de brillantes colores; ahí semillas brotando; ahí tú, agachada la cabeza frente a carrás gigantescos, frente a barrigonas esbeltas y graciosas.




De repente el grito agresivo de monos cariblancos o el caminar imperceptible de serenos camaleones. En los árboles que imperfectamente exploré, composiciones magistrales en combinaciones de forma, color y texturas sobre sus cortezas, sobre sus hojas y arriba dejando filtrar la luz naciente, mosaicos increíbles de ramas en negro contraluz.



El anhelo de involucrarme me llevó a salir de la casa y aventurarme entre los bosques de palmas guiada únicamente por aromas húmedos entre caminos inexistentes de barro rojo recién bañado; esa selva pacífica, increíble, irreal me absorbe lentamente. Es extraño encontrarle, es difícil asimilar tu presencia en ella, no sin escapar a la irrealidad onírica, precisamente porque mientras estás afuera jamás le ves, porque no le identificas como parte tuya. Entonces es necesaria una larga caminata en pies desnudos, en piel mojada, para reconocer que eres tú en el aire; es necesario un extenso vuelo en alma desnuda, en ojos mojados, para reconocer que es la selva en tu vientre. Caminos, caminas, recuerdas poco a poco ese viaje de la última noche; llueve, lluvia cantora, antes de perderme otra vez en el sueño..


Una con la selva, así te percibes, delicadamente sumergida, derretida en el paisaje de aromas húmedos; el agua que inicialmente trazaba tus formas, ahora desdibuja los límites y te lleva junto a ella en un fluir armónico con la música que nace al golpeteo melódico y preciso de las gotas.
La infinita fuerza que somete, que sobrecoge en liviana y plena felicidad, tan frecuente frente al mar o el viento, ahora te abraza bajo esta lluvia, la lluvia chocoana, misteriosa, inasible. Llueve en el Chocó y recuerdas que eres agua, agua en agua; empieza la danza perfecta...




L
lueve al medio día de ozram. Aún no puedo sacudirme de ese sueño en rocío que cubre mi cuerpo aterido; vuelos veloces de helados cantos chocan contra el rostro lacerado. No sé con seguridad cuanto tiempo permanecí dormida, echada sobre colchones húmedos de aroma mentolado, los cielos girando sobre mi cabeza. Las montañas alrededor me trajeron a la memoria antiguos relatos, imágenes precisas del sitio en que moran los dioses viejos de serena mirada; los melancólicos duendes de rostro en blanco y vestido en negro; los espíritus livianos amos del viento, cuyas barbas juegan con el agua y gráciles doncellas risueñas, habitantes de lagos y cascadas.

Un dolor seco subiendo por la garganta me sacó de mis meditaciones, me abrasaba la sed. Levanté la cabeza y observé como al pie de la montaña se dilataba el rumor claro y constante de un arroyo inmaculado, me incorporé y entonces caí en cuenta del frío intenso por el dolor en mis articulaciones, calculé unos 10 metros hasta el arroyo.

Estando allí, agachada entre algunos matorrales bajos, vi como en la parte opuesta de la margen resplandecía un ejército inconmensurable de fantásticos seres: uniforme negro, cabeza blanca coronada por un penacho amarillo, y como sentencia de su poder un grito ampo que resonaba bajo un eco uniforme y constante, un silencio níveo resultado del conjunto de muchísimos sonidos. Miles y miles se organizaban frente a mí, apostándose unos frente a otros en formación perfecta, en los valles bajos, detrás de las rocas o junto a las quebradas. Juzgué que me exigían algo, sentí en sus miradas una sentencia clara y definitiva, quizás debemos presentarnos mejor preparados, quizás después, quizás mucho antes.
Aún frente al respeto que me infundían aquellos seres hundí la cara en el agua joven, cercano su nacimiento se mostraba en el estado más puro y perfecto. Ya solo en esto creo que se me otorgó demasiado: exaltación del gusto en su sabor liviano; del olfato en su aroma dulce; del oído en su canto risueño; de la vista en el esmeralda y cristal; del tacto en su presencia abrasadora. Sentí una especie de rendición sagrada, más allá de todo lenguaje e intención.


Un tanto absorta, mis sentidos embotados, dejé el camino siguiente al arbitrio del azar, caminé entre lagunas sagradas de condición sanadora; subí altas montañas cobijadas por gélidas capas que lloran rápidas lágrimas prietas; escalé inmensas rocas resbalosas, conquistadas por hermosas flores diminutas; baile junto a quebradas y arroyos, me soñé cayendo en sus aguas plateadas, confundiéndome en sus danzas, en su fluir; me soñé siendo agua.


Anochece en un día llamado ozram, la luna llena asoma su cara detrás de las negras montañas, por primera vez en el día no llueve. El ejército ya dictaminó mi destierro, al día siguiente, en la madrugada de un día llamado lirba, tendría que partir. ¿Después de todo que podía esperar?, no hice caso a todas las justas advertencias, porque en primera instancia no tenía alguna intención clara, quizás tan solo caminar, y respirar el aire y sobre todo beber un poco del agua de esta tierra. Pensé que un alma que observa podría llegar a lograrlo, no le veía problema alguno y pequé de orgullosa. No se podían permitir ver avanzar mi intervención, tuvieron que expulsarme.


Quizás si mis sueños se cumplieran, si fuera agua en el Atrato o hielo en El Cocuy.

viernes, 12 de marzo de 2010

Breves comentarios sobre participación política en Colombia: I. El miedo.

...Todos deberíamos tener la libertad de expresar nuestro odio e inseguridades, porque el fin del control es hacernos sentir patéticos y pequeños, para que voluntariamente renunciemos a nuestra libertad, a nuestro destino...”
Alex Jones en Waking Life.



El análisis que, de manera tan oportuna, hace nuestro apreciado Tío Milton sobre la actual situación electoral en el municipio de Puerto Boyacá, no sólo provoca intensa emoción, sino que estimula la reflexión sobre la participación política en Colombia.

En un artículo previo, tratábamos de evidenciar algunas de las dificultades que han existido a lo largo de la historia de nuestro país, para que los colombianos, tal vez siguiendo un modelo ideal, nos constituyamos en sujetos políticos plenos, esto es concientes, libres, críticos y activos. Opinábamos, siguiendo a Negri, que sólo habrá posibilidad democrática cuando los miembros del colectivo popular hayan efectuado un proceso de intelectualización. Cuando, liberado de las alienaciones de la fábrica, los medios masivos y el consumo, cada ser humano adquiera conciencia de sí mismo y de su entorno y sea capaz de mantener una permanente actitud crítica 1. Esto demuestra el inmenso potencial emancipatorio de la educación.

No obstante, nuestra sociedad ha padecido de otros dos fenómenos generalizados que han impedido la libertad política de sus ciudadanos: la grosera inequidad en la distribución de nuestras ingentes riquezas, tanto naturales como obtenidas por el trabajo, y la violencia 2. La primera inmoviliza la posibilidad de conciencia política libre con las cadenas de las necesidades básicas insatisfechas, obtiene votos, y por este camino la consolidación del statu-quo, a cambio de lo que todo ser humano debe tener por el hecho de serlo, por la situación de ser titular de derechos fundamentales: su dignidad. Y la segunda impone, sin alternativa o al precio de la vida, los sufragios, los comportamientos, las palabras, los pensamientos.

Particularmente estimulante la radiografía que a propósito del miedo hace nuestro Tío Milton. Nos muestra que por la violencia paramilitar, los habitantes del Magdalena Medio no tenían pluralidad de opciones ideológicas. No existía debate democrático alguno, porque no había siquiera conciencia democrática. Una suerte de sujeción irreflexiva de los miembros del rebaño a las órdenes del pastor armado. ¿Puede hablarse de convicciones en estas circunstancias? Creo que no. Éstas sólo proceden del ejercicio libre de la razón y del espíritu, del sopesamiento de las ideas, de las propuestas. La ausencia del miedo evidencia la carencia total de alternativas. Ante una realidad que, real o aparentemente, se perciba inmodificable, tendemos a habituarnos a ella, exaltando sus beneficios, por nimios que sean, y olvidando sus perjuicios, por graves que resulten. Ante el fusil que no transige, procuramos olvidar que podemos disentir con buenas razones y concluimos por hacer apología del fusil y sus bondades. Es que nos da seguridad, nos libra de ladrones y drogadictos, se dirá, se dice, cuando lo que provoca es la completa deshumanización, una castración de lo que nos es esencial. En muchas ocasiones, así nos hiele las entrañas, es preferible sentir miedo. Nos advierte de nuestra valiosa y valerosa capacidad de tener una posición autónoma, libre. Es eco de nuestro espíritu, nos demuestra que estamos vivos.

Esperamos que no sólo su símbolo sea inequívoco. Esperamos que la reconciliación sea inequívoca.

LFEG ® 2010.

______________________________________________________

1 La verdadera crítica sólo empieza con, o esencialmente es, autocrítica.

2 Profundizando en el análisis será evidente que la inequidad es una manifestación particular de la violencia, una de sus tantas caras. Ha sido violencia sorda lo que ha mantenido la situación de injusticia que hace que unos pocos disfruten de las riquezas mientras que muchos, por lo general aquellos que con su trabajo las han producido, tengan que enfrentarse cotidianamente con la angustia del hambre y el desposeimiento. Ha contribuido en gran medida a este propósito la violencia institucional, la que se pretende legítima y se reviste, muchas veces, con el atavío de las formas jurídicas.

martes, 9 de marzo de 2010

Dream is destiny


"…sanity is a madness put to good uses; waking life is a dream controlled." 1

"...las fronteras de la realidad son líneas imprecisas..." 2


En un ensayo titulado La belleza de una noche en el mar, inspirado por Joseph Conrad y escrito por Virginia Woolf, se dice que los grandes personajes del escritor polaco:
"
...fueron hombres que supieron del trabajo y las privaciones, la violencia y las corrupciones (pero no conocieron el miedo, ni albergaron el desprecio en su corazón). Hombres difíciles de manejar, pero fáciles de inspirar."

Me parece escuchar, particularmente en la frase resaltada, una descripción de los hombres y de las mujeres de nuestra familia. Nos hemos habituado, desde la infancia, a obedecer al respeto y a las buenas razones, pero somos francamente inmanejables por la arbitrariedad, la injusticia, el capricho, las apariencias o el consumo; hoy tan abundantes, tan poderosos. Sin embargo, sensibilidad a flor de piel, basta sencillamente con muy poco para inspirarnos: el color verde, una mirada, algunos sonidos, estar juntos en silencio, el impacto contundente de un símbolo que llega a nuestra intuición y que no requiere razonarse. Y es que nuestra carta de navegación es la libertad, la que no se somete, la que crea, la que se deja acompañar por el malestar que provoca lo inequitativo, la que es conciente de su poder transformador.

Por esto es que somos tan pródigos en sueños. Por esto es que, nuestro espíritu de fácil inspiración, abre sus alas e, indiferente a circunstancias inmediatas, se aventura por todos los terrenos de la mente y la esperanza. Por esto es que tan poco nos cuesta, conmovernos hasta el llanto y mantenernos al frente de las batallas cotidianas con incólume alegría. Por esto es que disfrutamos de asumir la vida con valentía, intensamente, con la certeza de que siempre habrán nuevas reflexiones que debamos forjar, nuevas luchas que afrontar, una inmensa belleza inédita por conocer, toda una realidad incesante que construir, a cada instante.

En cierta forma, Waking Life nos retrata. No somos definitivos. Cada vez más, con mayor conciencia, despertamos a la vida.

"...On really romantic evenings of self, I go salsa dancing with my confusion..." :



Un momento especial de la película, "...
The trick is to combine your waking rational abilities with the infinite possibilities of your dreams. Because, if you can do that, you can do anything..." :



Por último, una fotografia de los momentos previos a la presentación de Waking Life, en la primera sesión del cine club Los Magios, del actual ciclo dedicado a películas animadas, el pasado sábado 27 de febrero del presente año 2010:



LFEG ® 2010.


1 Jorge Santayana.

2 Jean-Claude Carriére: La Controversia de Valladolid.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Los indebidos beneficios privados del poder público.

En nuestro país, precisamente cuando todo indicaba que ibamos hacia una dictadura perfecta e inevitable, no puede dejar de reconocerse como de trascendente importancia histórica, la intervención de la Honorable Corte Constitucional en defensa de la posibilidad democrática en Colombia. He escrito dictadura perfecta, y así la he calificado porque, cual crimen perfecto, buscaba hacerse pasar por acto de amor inmaculado hacia la humanidad. Pretendía ataviarse con disfraz de elección popular legítima, cuando en realidad sólo iba a ser resultado de demagogia, manipulación mediática, chuzadas ilegales, falsos positivos, bases gringas y, en suma, ansias ilimitadas de poder.

Parece que nuestro actual presidente quizo ejemplificar a la perfección la advertencia que Lord Acton hizo en 1887: "Power tends to corrupt, and absolute power corrupts absolutely." El respetado doctor Uribe, resulta evidente, quería personificar la corrupción absoluta, al pretender hacer suyas la totalidad de las facultades de las ramas del poder público. Tal hubiese sido la consecuencia si Uribe hubiera logrado perpetuarse cuatro años más. Si con lo sucedido en el país durante los recientes ocho años se ha demostrado el elevado grado de corrupción de nuestro presidente, imaginen como sería Álvaro Uribe todopoderoso y, por tanto, todo corrompido.

Y que los méritos, o los defectos, se les reconozcan a quien los tiene. Que la segunda reelección era un incontenible clamor popular, que se le debía dejar a los millones de fieles seguidores del actual presidente la decisión de su benefactor perpetuarse: pamplinas! Los únicos clamorosos reeleccionistas eran el propio Uribe y aquellos pocos que obtenían beneficios privados del poder público. Este poder que tiene su fundamento y su propósito en el pueblo había sido utilizado para pretender aumentar y mantener, al precio que fuera necesario, por supuesto en contra de la Constitución y de las Leyes, privilegios particulares y claramente identificables, o si no, que mejor lo expliquen los impolutos Tomás y Jerónimo o los imparciales y doctos periodistas de RCN.

De un artículo llamado "Trabajo, dominación y emancipación", escrito por Damián Pachón y publicado en la revista Planeta Sur en septiembre de 2002; he aprendido que Antonio Negri consideró que, debido a ciertas evoluciones del sistema de producción capitalista y a sus incidencias sobre el trabajo, pueden establecerse las condiciones necesarias para que la antigua masa proletaria devenga en intelectualidad de masa y ésta sea fundamento para el desarrollo de la democracia en potencia. No existe siquiera posibilidad de democracia si se mantiene alienado al pueblo, enajenado de la realidad con el uso narcótico de los medios de comunicación, con necesidades vitales siempre apremiantes y de difícil satisfacción, con trabajo indigno y frivolidades. Es irrespetar al pueblo hacerle creer que tiene el poder de decidir cuando no tiene posibilidad de satisfacer sus necesidades más inmediatas. Y a nuestro ilustrísimo Procurador, quien, con ramplante descaro, conceptuó que la violación de los topes financieros del proceso de recolección de firmas era un defecto menor subsanable sin implicaciones de fondo, habrá que recordarle que en un pais donde el hambre se exhibe impudicamente por todos los rincones, a la gente, hecha esclava de sus propias necesidades por quienes detentan el poder, no le importa firmarle a quien sea y por lo que se quiera si con ello consigue llevarles pan a sus hijos.

Serán posibles las condiciones que permitan transformar a todos los colombianos en sujetos políticos concientes, libres, críticos y activos, cuando desaparezca la inequidad en la distribución de la riqueza y de sus beneficios. Entonces el pueblo crecerá en fuerza, espíritu e intelecto y será verdadero Poder Constituyente: "...Una vez, intelectualizada la masa, se podrá pasar fácilmente a la democracia en potencia (concepto que Negri tomó de la filosofía de Spinoza), para así construir un modelo social acorde a las nuevas necesidades..." (del artículo mencionado).

Pero en nuestras actuales circunstancias, es muy fácil engañar al pueblo haciendole creer que decide, cuando, manipulado, han querido hacer de él un simple instrumento para perpetuar el usufructo privado del poder público.

Por esto es que, desde el año pasado con la actitud valerosa, gallarda, de nuestra Honorable Corte Suprema de Justicia, y ahora con el fallo de impecable altura jurídica de nuestra Honorable Corte Constitucional, los Jueces de la República se han constituido en pilares fundamentales de las posibilidades democráticas en Colombia. Ellos han sabido ponerle freno a las intenciones desaforadas de poder ilimitado del ejecutivo de turno, haciendo realidad el bello diseño estructural del Estado como un sistema de pesos y contrapesos en el que las distintas ramas del poder se controlan unas a otras. Ellos contribuyen al empoderamiento popular con la urgente tarea de pedagogía vital, al enseñar que el respeto a los procedimientos y a las formas es también un aspecto sustancial de toda intención democrática; que si estas formas se irrespetan, se vulnera también la voluntad popular. Ellos se han erigido en protectores democráticos del Estado Social de Derecho, incluso en contra de los supuestos intereses populares, cuando éstos son sólo resultado de engaños y manipulaciones.

Vaya para los Jueces, nuestro sincero reconocimiento y nuestra gratitud por alimentar de nuevo la esperanza de una mejor sociedad, justo cuando todo parecía indicar que era imposible atajar a la bestia desbocada.

LFEG ® 2010.

Presente...


Cuando despertabamos, el olor a chocolate se percibía desde el patio, las cacerolas con huevos ya estaban sobre la mesa y las arepas en la parrilla. La verdad, ignorabamos las madrugadas previas al sol que ella tan bien conocía. En compañía de ese hombre tan cercano a la ternura como a la firmeza, prendía el carbon, preparaba el maiz, lo molía y armaba las arepas, en profusión de formas. Unas simples, otras con sal. Tan elevado sentido del decoro, tanta sensibilidad, que ella, desde antes del alba, preparaba unas arepas tan gratas a todos los sentidos, que apenas uno las miraba le entraban mayores ganas de saborearlas. Y es que ella sí que sabía entregarse, darse por completo. Sus alrededores siempre daban la impresión de un paraiso, tan hermoso, tan sencillo, tan fácil en apariencia. Sé que en realidad todo lo impregnaba de magia por medio de un trabajo cotidiano, constante, esforzado, silencioso, pero elocuente en sus matas, sus flores, su pulcritud, su orden, su sonrisa y sus bendiciones.

Magia que atravesaba rios, valles, cordilleras. Recuerdo un cumpleaños, mis diez o nueve años y no obstante lo insondable que ante mi ingenuidad infantil aparecía la distancia que separaba Ipiales de Manzanares, a media mañana después del obligado baño del cumpleañero, mi madre me ofreció un pantalón y una camisa nuevos y me dijo que eran el regalo de ella.

Magia que atraviesa aparentes despedidas definitivas. Abuelita Oliva me siento tan orgulloso y tan feliz al saber que vives en mí, en mi madre, en mis tios, en mi tía, en Mauri, en mis primos, en mis hermanos. Tan cotidiana, tan constante, tan sonriente, tan silenciosa y tan elocuente en la alegría de saberme tuyo. Desde siempre, por siempre, para siempre privilegiado de estar hincado de rodillas ante tí recibiendo tu dulce tacto en mi frente, en mis brazos y en mi pecho mientras escucho tu voz que me dice: "En el nombre del Padre, del Hijo, del Espiritu Santo, Amén".

LFEG ® 2010.