martes, 23 de febrero de 2010

El más querido....


Pareciera que en estos tiempos, nuestras vidas no pudieran escapar a estar condicionadas por frívolos afanes. Pareciera que ante nuestra sociedad sólo es importante lo que se muestra con el suficiente grado de complejidad. Muchas de nuestras relaciones se revisten con el ropaje de las conveniencias instrumentales y si no cumplimos estrictamente con los cánones de la moda, en la manera cómo nos vestimos, en lo que comemos, en la forma en la que hablamos, en los mecanismos que utilizamos para comunicarnos y hasta en los movimientos que a nuestros cuerpos les dictamos, entonces seremos despreciados, o en el mejor de los casos, ignorados.

Sin embargo, la vida, gracias a Dios, no deja de ser pródiga en momentos en que se reivindica jubilosamente a sí misma. Instantes en que advertimos lo que realmente importa. Detenerse por unos segundos, al advertir que las hojas de un árbol, por nuestro camino, vuelan y vuelven a la tierra. Momentos en que somos bendecidos por el misterio de la música, formas puras, que, sin palabras, comunican directamente a lo que esencialmente somos. El sabor inefable de una naranja. El agua tocando nuestra piel. Las personas que se suman a la propia caminata, y en las cuales profundamente nos encontramos.

Estar cerca de Tio Mauricio, hablarle, tener la fortuna de escucharlo (viaje espiritual profundo!), bailar con él, reirse con él, sumergirse en sus abrazos, encontrarse en sus ojos, o tan sólo saberlo presente en cualquier parte del mundo, omnipresente en nuestros corazones, son todos instantes de reivindicación jubilosa de la vida, momentos de encuentro con lo verdaderamente importante.

Tio Mauricio gracias por conmovernos hasta las más íntimas fibras de nuestro ser con tu amor, tu sabiduría y tu sencillez.

Feliz cumpleaños y larga vida al Grande Tio Mauricio, guía y esclarecedor de lo que importa en la vida.







































LFEG ® 2010.